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El dominio de sí mismo

APRENDER A DOMINARTE ES ESENCIAL PARA TU PLAN DE VIDA

A lo largo de los siglos, se ha mencionado que el dominio de sí mismo es trascendental para superarnos: "Solo venciéndote vencerás"-"No hay batalla más grande que la lucha contigo", pero es impresionante que este principio fundamental ha sido convertido hasta en una mercadería vendida en conferencias o en libros de superación personal. La verdad es que la deuda es únicamente contigo mismo/a, para alcanzar un autocontrol exitoso.

 

Ya hemos dejado en claro, que Dios debe estar al frente de todos nuestros planes. Dominio propio realmente es sujetarse al dominio de Dios. Nuevamente recurrimos a nuestra enciclopedia por excelencia: "El que tarda en enojarse vale más que un héroe, y el dueño de sí mismo, más que un conquistador" Proverbios 16, 32. La Biblia nos indica que Jesucristo trazó el plan de vida para quienes queremos seguirlo: "El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga" Mateo 16, 24. Renunciar a sí mismo consiste en desechar todo aquello que nos ata al desenfreno, al arrebato, a las pasiones y vicios que perjudican nuestro ser y nos alejan de la sana espiritualidad de Dios.

 

La Biblia nos habla sobre templanza y sobriedad, que son cualidades humanas que nos inducen a la moderación, y dominio de nuestras pasiones: "Porque el Espíritu que Dios nos ha dado no es un espíritu de temor, sino de fortaleza, de amor y de sobriedad" 2 Timoteo 1, 7.  Encontramos esta cita: "Como ciudad abierta, sin defensas, así es el hombre que no controla sus impulsos". Proverbios 25, 28. También citamos: "En cambio, el fruto del Espíritu es caridad, alegría, paz, comprensión de los demás, generosidad, bondad, fidelidad, mansedumbre y dominio de sí mismo. Frente a estas cosas, la Ley está demás" 2 Gálatas 5, 22-23. 

 

El dominio propio se va adquiriendo poco a poco, por lo que es necesario ejecutar diariamente acciones prácticas que nos lleven a controlar nuestros impulsos a fin de establecer hábitos sanos. Se inicia cuando nos proponemos a abstenernos de algo que queremos y nos perjudica. La fuerza de voluntad debe primar en nuestros actos, controlar nuestra lengua, apetito, pasiones. Una herramienta que da buenos resultados es comenzar con un examen de conciencia a fin de analizar en qué fallamos y con ello claro, podemos trabajar en nuestra personalidad. Ten en cuenta que el secreto de la felicidad no está en hacer siempre lo que se quiere, sino en amar lo que se hace.

 

Una vez tomadas las riendas de tu propia vida, por fin podrás verte fortalecido/a para alcanzar tus objetivos. Los sentimientos provienen de los pensamientos, y tenemos capacidad de controlar nuestros pensamientos. Por ende tenemos la capacidad de controlar nuestros sentimientos. El autocontrol brinda la mejor herramienta para prosperar, solo tú podrás controlar el camino de tu vida y podrás elegir el mejor camino. Recuerda que los resultados que obtengas dependerán del esfuerzo que hagas y de las decisiones que tomes, no olvides de confiar en Dios. Saborea cada instante de tu vida, disfrútalo, y pues seguro que lo vas a disfrutar a plenitud cuando mantengas dominio propio, obrando para bien en tu mente y cuerpo, acercándote a aspectos que beneficien tu ser. Sé asertivo/a. Si dominas tu vida en comunión con Dios, tu destino está asegurado.

 

Me despido entregándote estas citas que ampliarán más la visión de dominio propio:

 

Efesios 4, 21-32

Efesios 5, 1-11

Romanos 7, 5

2 Pedro 1, 2-8

 

Con afecto,

Javier