· 

La bendición de la prosperidad

nuestra prosperidad SE CONSOLIDA en dios

La prosperidad es el estado de bienestar, éxito y desarrollo favorable que goza un individuo para alcanzar su felicidad. La prosperidad consiste en disponer de todo aquello que se necesita para ser feliz.

 

Este concepto se ha vuelto muy materialista, pues hay quienes buscan prosperidad exclusivamente en bienes materiales, status, o dinero. Pero en realidad, si analizamos el concepto indicado anteriormente, para alcanzar la felicidad de un momento próspero lo material se vuelve ambiguo o irrelevante.

 

La prosperidad va más allá de lo material o el dinero, pues comprende: deseos, expectativas, sueños y logros, una persona próspera es quien logra satisfacer total o mayormente sus necesidades. En resumen el escalón es:

  1. Necesidades Fisiológicas [alimento, salud, descanso, refugio, estabilidad emocional]
  2. Necesidades Seguridad [orden, vivienda, trabajo, economía respaldada, seguros]
  3. Necesidades Sociales  [familia, pertenencia, asociación, afecto, relaciones sentimentales]
  4. Necesidades de Autoestima [reconocimiento, confianza, respeto, éxito]
  5. Necesidades de Auto-realización [status, crecimiento personal, logros, trascendencia]

Un ser humano que no logra satisfacer sus necesidades básicas, probablemente no consiga sentirse próspero. También en el mundo banal se hallarán "tips" para alcanzar la prosperidad, que van desde horóscopos, cábalas, feng shui, hasta conservadoras teorías de "pensamiento de atracción".

Algunas personas se pierden en estas vanas ilusiones o expectativas irrelevantes para alcanzar un futuro mejor. En contraste, qué digno de alegría y dicha es una persona que confía en Dios y busca ser feliz con lo que realmente necesita su corazón.

 

La prosperidad que Dios quiere brindarnos comprende un tesoro mucho más grande que la simple satisfacción de necesidades. Este tesoro es el siguiente:

  

  1. Prosperidad espiritual
  2. Prosperidad física 
  3. Prosperidad económica 

En primer lugar, debemos buscar nuestra prosperidad espiritual, es importante la obediencia y confianza en Dios, aceptar su voluntad y caminar con sus mandamientos:  "Y por haber escuchado la voz del Señor, tu Dios, vendrán sobre ti y te alcanzarán todas estas bendiciones. Bendito serás en la ciudad y bendito en el campo". Deuteronomio 28, 2-3. Tener prosperidad espiritual es sentirse amado a plenitud por el Señor, sentir una plena confianza y seguridad en su liderazgo en nuestras vidas. Esto nos llevará a actuar como verdaderos hijos de Dios para vivir con amor, armonía, piedad y paz interior. Ser prósperos espiritualmente, implica que vivamos con dignidad interior, buscando ser personas de bien. Que cada acto que realicemos, nazca de lo más noble de nuestro corazón para agradar al Señor: "Si ustedes permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y lo obtendrán". Juan 15, 7. De esta manera proyectaremos nuestra propia felicidad hacia nosotros y hacia quienes nos rodean. Es importante dedicar tiempo al Señor para  alabarle, agradecerle, y orar con fe en Él.

 

Tener prosperidad física, implica cuidar a nuestro cuerpo de la mejor manera, comer sano, hacer ejercicio, velar por nuestra salud, hay que tomar conciencia de que nuestro cuerpo es verdadero templo de Dios. No podemos alcanzar prosperidad si con nuestro cuerpo nos alejamos del bien: "¿O no saben que sus cuerpos son templo del Espíritu Santo, que habita en ustedes y que han recibido de Dios? Por lo tanto, ustedes no se pertenecen, sino que han sido comprados, ¡y a qué precio! Glorifiquen entonces a Dios en sus cuerpos." 1 Corintios 6, 19-20.

 

Y desde luego, Dios también nos brinda los bienes materiales y provee en nuestra economía, sin embargo es importante enfocarnos en el amor, en dar y recibir, en ser generosos y compartir lo que tenemos. Ofrendar con amor de lo que tenemos, desata la abundancia del Señor en nosotros:  "Que cada uno dé conforme a lo que ha resuelto en su corazón, no de mala gana o por la fuerza, porque Dios ama al que da con alegría. Por otra parte, Dios tiene poder para colmarlos de todos sus dones, a fin de que siempre tengan lo que les hace falta, y aún les sobre para hacer toda clase de buenas obras". 2 Corintios 9, 7-8. Y, por ningún motivo pongamos en primer plano el apego al dinero o a lo material: "Porque la avaricia es la raíz de todos los males, y al dejarse llevar por ella, algunos perdieron la fe y se ocasionaron innumerables sufrimientos". 1 Timoteo 6, 10.

 

 

Recuerda esto: Tenemos a un Dios proveedor que es capaz de abrir puertas que nunca imaginamos que pudieran abrirse, solamente debemos estar unidos a Él, a su amor, a su voluntad, a su Palabra; ser personas de bien de mente y cuerpo; ser generosos y sentir la alegría de dar y recibir.

 

Con afecto,

Javier.

Escribir comentario

Comentarios: 2
  • #1

    Juan Carlos (domingo, 18 septiembre 2016 21:32)

    Muy de acuerdo a veces vemos mas por lo material y temporal y no ponemos atención por lo que trasciende a nuestra humanidad, aquello que solo viene de Dios.

  • #2

    Ana Lucía Calle de Cisneros (lunes, 19 septiembre 2016 12:34)

    Muy buen mensaje, primero la prosperidad espiritual la que nos permite vivir a plenitud estando confiados y descansando en Dios, luego la física, somos templo del espíritu santo y debemos cuidar de nuestro cuerpo y finalmente el económico que seguro mas de uno somo testigos de la providencia que viene de lo alto