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La relación Riesgo - Rendimiento

A MAYOR RIESGO, MAYOR RENDIMIENTO

Hemos escuchado el famoso refrán: "El que no arriesga, no gana". En efecto, al emprender cualquier obra para conseguir un beneficio, hay un cierto grado de riesgo, es decir hay una probabilidad de que ocurran situaciones que impidan lograr el beneficio esperado.

 

Cuando se pretende lograr un gran rendimiento, el riesgo que implica, aumenta. Por el contrario, si queremos reducir el riesgo, nuestras probabilidades de ganancia, también disminuyen.

 

Esta relación es fundamental en los análisis financieros / mercantiles. Por ejemplo, si una persona tiene 100 dólares, puede optar por dos opciones: a) ahorrar en un banco para recibir dentro de un tiempo un dinero extra debido a la tasa de interés, que por cierto es baja, o, b) con ése dinero, invertir en algún negocio y aspirar a ganar más que lo que el banco le ofrece. En el primer caso, hay poco riesgo pues basta con ir al banco, gestionar y depositar, nada complicado, aunque la ganancia es poca. En el segundo caso, se aspira a ganar mucho más dinero, pero desde luego hay mayor riesgo, por todo lo que implica emprender.

El riesgo representa una incertidumbre, pues no sabemos lo que va a pasar en el futuro. Pero si analizamos, la vida es así: no sabemos lo que va a pasar en nuestro futuro. Por tanto si no arriesgamos, no ganamos, así de simple. La cuestión es arriesgar o arriesgar, el grado de riesgo que te propongas, dependerá de tus aspiraciones.

 

Si arriesgamos, aunque no consigamos lo esperado, igual ganamos. Ganamos experiencia, aprendizaje, superación del miedo, satisfacción, fortaleza, entre otros beneficios.

 

Si crees que asumir riesgos es malo, la zona de confort es terrible. El camino de los perdedores es no arriesgar y quedarse de brazos cruzados con actitud conformista, siendo simples espectadores de su vida. Está escrito: "Quien observa el viento no siembra, y el que mira las nubes no cosecha" Eclesiastés 11 : 4.

 

Todo lo que tenga el potencial de conducirnos a una mejor experiencia de vida, implica un riesgo. Y volviendo nuestra mirada a Jesús, Él es quien nos puede conducir a la mejor experiencia de vida que podamos disfrutar, al beneficio por excelencia, un tesoro tan grande implica que nos arriesguemos a seguirlo, a imitarlo, a buscarlo. 

 

Aquí un ejemplo de cómo unas personas arriesgaron y consiguieron un beneficioso encuentro con Jesús:

 

"Un día Jesús estaba enseñando, y había allí entre los asistentes unos fariseos y maestros de la Ley que habían venido de todas partes de Galilea, de Judea e incluso de Jerusalén. El poder del Señor se manifestaba ante ellos, realizando curaciones. En ese momento llegaron unos hombres que traían a un paralítico en su camilla. Querían entrar en la casa para colocar al enfermo delante de Jesús, pero no lograron abrirse camino a través de aquel gentío. Entonces subieron al tejado, quitaron tejas y bajaron al enfermo en su camilla, poniéndolo en medio de la gente delante de Jesús. Viendo Jesús la fe de estos hombres, dijo al paralítico: «Amigo, tus pecados quedan perdonados.» " Lucas 5 : 17-20.

 

 

 

Recuerda, para un vida plena, el no arriesgarnos, no es una opción. Por tanto debemos enfocarnos en cómo arriesgarnos de manera inteligente, con sabiduría. La administración del riesgo, sin duda es un poderoso instrumento de desarrollo. Un navegante, puede dejar su barca a salvo en la orilla, pero las barcas no se construyeron para permanecer en la orilla, sino para navegar mar adentro.

 

Con afecto,

Javier

 

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