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El galardón maternal

La fortaleza materna TRASCIENDE corazones

Encontrar la palabra precisa o la frase perfecta para describir lo que representa una madre, es tarea de cada hijo, pero en términos generales podemos decir que una madre es una guía virtuosa que Dios ha puesto en nuestras vidas, para los que tenemos o tuvimos la bendición de sentir su amor.

 

Una madre a los ojos de Dios, es un modelo de vida, un ser tan maravilloso que hasta la voluntad del Señor hizo que Jesús en su majestad, tuviese una.

 

Nuestra Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra, se consolidó como la primera cristiana de la historia al aceptar la voluntad de Dios para albergar en su ser a Cristo. Cuando el ángel Gabriel le visitó y le dijo que iba a concebir al Hijo de Dios por medio del Espíritu Santo, ella aceptó con una voluntad admirable, la misión que el Señor le había encomendado: "María dijo entonces: «Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho».Y el ángel se alejó." Lucas 1, 38. Cuando Jesús tenía una edad madura, la Virgen María nos llamó también a nosotros, de la manera más dulce, a cumplir la voluntad de Dios, en el famoso evento de las bodas de Caná donde se acabó el vino: "Y como faltaba vino, la madre de Jesús le dijo: «No tienen vino». Jesús le respondió: «Mujer, ¿qué tenemos que ver nosotros? Mi hora no ha llegado todavía». Pero su madre dijo a los sirvientes: «Hagan todo lo que Él les diga». Había allí seis tinajas de piedra destinadas a los ritos de purificación de los judíos, que contenían unos cien litros cada una. Jesús dijo a los sirvientes: «Llenen de agua estas tinajas». Y las llenaron hasta el borde. «Saquen ahora, agregó Jesús, y lleven al encargado del banquete». Así lo hicieron. El encargado probó el agua cambiada en vino y como ignoraba su o rigen, aunque lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua, llamó al esposo y les dijo: «Siempre se sirve primero el buen vino y cuando todos han bebido bien, se trae el de inferior calidad. Tú, en cambio, has guardado el buen vino hasta este momento».". Juan 2, 3-10.

 

 

En este par de citas bíblicas, podemos notar el ejemplo de madre que nos da nuestra Virgen María: primero se acoge a la voluntad de Dios, luego nos invita a hacer lo que Jesús dice. Sabemos que por medio de Jesús somos salvos, si creemos y vivimos según su directriz. Por ende, María es una intercesora, una escalera dulce entre el nosotros y Jesús. María deja en libertad a Jesús para que haga su voluntad, pues Ella estaba segura que la voluntad de Jesús es perfecta.

 

 

De la misma manera, Jesús nos muestra ejemplo de ser hijo, al apersonarse de la preocupación de su Madre y de dar Gloria a Dios con su servicio a los demás. A pesar de que luego Jesús ya comenzó a realizar su vida lejos de casa en su misión terrenal, al ocaso de la Cruz, no se dejó de preocuparse por María: "Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien el amaba, Jesús le dijo: «Mujer, aquí tienes a tu hijo». Luego dijo al discípulo: «Aquí tienes a tu madre». Y desde aquel momento, el discípulo la recibió en su casa." Juan 19, 25-27.

 

Los momentos de un hijo junto a su madre, deben ser atesorados por lo que representan, pues luego vendrán otros momentos en donde el hijo, abandone su hogar ya sea para formar otro, o para dedicarse al servicio en vida consagrada a Dios, esto no significa que debemos descuidar a mamá (ni a papá). Muchas veces, la dureza de corazón, y los estragos de una vida superficial, no permiten valorar el amor materno como se debe, y es triste pensar que volvemos al típico postulado del mundo en que "no sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos". La familia debe constituirse en el vínculo de aprendizaje cristiano por excelencia, y mamá juega un rol fundamental para consolidar el amor, la enseñanza y la armonía.

 

Con una madre, la palabra "amor" toma mayor sentido en nuestras vidas. Cuando una persona tiene la bendición de haber recibido un consejo, una palabra de aliento, un abrazo, y una sonrisa de mamá, puede estar convencida de que está recibiendo un regalo del mismo Dios.

 

Somos viajeros de este mundo, procuremos vivir en Cristo, y no olvidemos tomar en cuenta los buenos consejos que mamá nos ha dado a lo largo de nuestra vida. ¿Será posible que con los dedos que tenemos, nos alcancen para contar los errores que hemos cometido por no haber hecho caso a mamá?. En definitiva, una madre debe ser considerada como un tesoro y debemos aprovechar su amor mientras Dios nos permita estar juntos, pues solamente cuando ella falte, sabremos darnos cuenta del valor que ella tiene realmente. 

 

Te invito a ser un hijo grato con tu madre, te invito a que cierres los ojos y pongas tu mente en blanco, y luego, comienza a explorar los recuerdos más bellos que tienes de mamá, desde tu infancia hasta hoy, recuerda sus consejos, sus palabras, su atención para contigo cuando tenías problemas. Verás como este ejercicio te saca una sonrisa. 

 

Recuerda esto: Revive cada instante del amor de mamá, de ese amor tan de Dios. Aun cuando los caminos físicos se separen, el vínculo sentimental entre una madre y su hijo, deben perdurar, pues los consejos de mamá influirán para tu crecimiento en sabiduría y madurez. 

 

Con afecto,

Javier.

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