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La flor de la humildad

Sembrar una flor de humildad genera jardines de beneficios

Cuando se habla de que un ser humano debe procurar sembrar una flor de humildad en su vida, habrá quienes vean este criterio con una distancia marcada. Hay personas que tienden a asociar la humildad con humillación, menosprecio o baja autoestima; esto en efecto, está muy lejos de la realidad.

 

La humildad en realidad es un valor que implica conocer las fortalezas y debilidades que tenemos, para no sentirnos ni superiores ni inferiores que el resto. La humildad no es sinónimo de pobreza o miseria, la humildad implica conocer integralmente el valor que poseemos como seres humanos dentro de la sociedad. No hay ejemplo más práctico que ver esta cualidad en la mayoría de niños, pues ellos en la inocencia de su corazón, tienen una noción no muy desarrollada de su auto-conocimiento, pero sin duda, han logrado determinar que les motiva y que les desmotiva, y sea cual sea su momento,  expresan reacciones de bien, amables, dulces.

 

Esta es la clave de la humildad, demostrar aprobación o desaprobación, pero de manera respetuosa o calmada. El actuar con humildad, debería ser primicia para cada acto que realicemos.

 

 

"Hijo mío, actúa con tacto en todo, y serás amado por los amigos de Dios. Mientras más grande seas, más debes humillarte; así obtendrás la benevolencia del Señor. Porque si hay alguien realmente poderoso, ése es el Señor, y los humildes son los que lo honran. No aspires a algo superior a tus fuerzas, ni te lances a investigar lo que sobrepasa tus capacidades. Profundiza lo que se te ha mandado, no tienes necesidad alguna de conocer los misterios ocultos. No te canses resolviendo problemas inútiles, el saber que te ha sido entregado desborda lo que una persona puede comprender. Piensa que muchos se han extraviado con sus teorías, su seguridad mal fundada les falseó el raciocinio." Sirácides 3, 17-23.

 

La sabiduría, el poder y el conocimiento, brillarán en una persona cuando siembre una flor de humildad en su vida. Solamente debemos sembrar flores de humildad para cosechar beneficios a nuestros actos, no necesitamos plantar grandes árboles o bosques de humildad, basta solamente flores. Una flor puede marcar la diferencia para una persona de otra que solo tenga tierra en su interior.

 

Las flores pueden nacer con pequeños toques en nuestra manera de vivir. Por ejemplo, cuando alguien nos agradezca por un favor que hagamos, podemos contestar: "fue un placer". Cuando alguien nos pida ayuda, podemos decir: "con mucho gusto", "sería un honor". Aprendamos a dar crédito a otras personas, incluso si somos parte de su obra. Solicitemos la opinión de personas, en la vida podremos encontrar gente buena que nos puede ayudar. Aprendamos a admitir cuando nos equivoquemos. Procuremos vivir con principios morales. Y lo más importante: entendamos que somos creación de Dios, y no somos nosotros quienes creamos nuestro éxito.

 

 

Recuerda esto: grandes personajes que han forjado riquezas materiales y espirituales han vivido con el fundamento de sembrar flores de humildad en su vida.

 

Con afecto,

Javier.