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La Armadura de Dios (Parte 3)

EL CINTURÓN de LA VERDAD

Al mantenernos firmes con el revestimiento de la Armadura de Dios, debemos "ceñirnos con el cinturón de la verdad".

 

El cinturón, para un soldado de quien hace referencia la Palabra, mantiene ceñida la túnica; otorga una sensación de seguridad, confianza y sostén; era la primera pieza con que el soldado se vestía en caso de alerta, y también servía para sostener armamento y otras piezas de la armadura. El cinturón hacía que el resto de elementos de la armadura permanezcan unidos, sin peligro de desbaratarse.

 

El hacer un símil de la verdad con el cinturón, tiene un significado muy profundo. Sin duda, la verdad es luz, la luz de Jesús: "Jesús le respondió: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre, sino por mí. Si ustedes me conocen, conocerán también a mi Padre. Ya desde ahora lo conocen y lo han visto»." Juan 14, 6-7. 

 

La verdad debe ser lo primero que debe prevalecer en nuestra armadura, para enfrentar a fuerzas oscuras que representan engaño, mentira.

 

Jesús es la Verdad, el sostén de todas las partes en la vida del creyente. Es así que cuando tropezamos, es porque nos enredamos en "mentiras disfrazadas de verdad", así pasó con Adán y Eva, con Judas quien traicionó a Jesús, y hoy en día, estamos expuestos a caer en engaños seductores que destrozan nuestra firmeza y sentido de seguridad en Dios. Solamente rechazando con carácter a las mentiras del mundo, podremos sentir la verdadera seguridad humana en el Señor, una verdadera libertad sin ataduras engañosas ni perturbadoras. Proclamar a Jesús Vivo y seguir su ejemplo, es ponernos el cinturón de la verdad. "Cuando venga el Espíritu de la Verdad, Él los introducirá en toda la verdad, porque no hablará por sí mismo, sino que dirá lo que ha oído y les anunciará lo que irá sucediendo." Juan 16, 13.

 

 

Además, la verdad de la Armadura de Dios también nos invita a ser fuente de verdad personal, es decir que nuestra propia vida sea testimonio de franqueza y sinceridad,  debemos ser ejemplo de verdad, pues las mentiras son perjudiciales para nuestro bienestar, mentir no debe ser opción para un cristiano firme. Vivir con el ejemplo de integridad sostendrá el resto de cualidades buenas que podamos tener. Imaginémonos a una persona que sea un eficiente profesional, prolijo en sus procesos, pero que mienta a quienes trabajan junto a él, en efecto, sería una decepción. Personas que desechan su integridad por intereses no cristianos, sucumben en un círculo vicioso de debilidad. De nada sirve el resto de cualidades positivas, si no hay integridad en lo que somos y hacemos. El cinturón de la verdad en nuestra vida, asegura nuestro ser, el enemigo no podrá contra un cristiano íntegro. Por otro lado, una persona que sea calumniada podrá sentirse bien consigo misma si ha dicho la verdad, pues tendrá la conciencia tranquila. Dios detesta la mentira y el engaño, pues es el origen del pecado: "Hay seis cosas que detesta el Señor, y siete que son para él una abominación; los ojos altaneros, la lengua mentirosa y las manos que derraman sangre inocente; el corazón que trama proyectos malignos, los pies rápidos para correr hacia el mal, el falso testigo que profiere mentiras, y el que siembra discordias entre hermanos." Proverbios 6, 16-19.

 

La falsedad e hipocresía, la mentira y el engaño deben ser alejadas de nuestras palabras y acciones, no debemos mentir para engañar ni para tratar de agradar, y menos debemos mentir a quienes amamos. En un mundo de conspiraciones y mentiras, debemos ajustarnos con firmeza el cinturón de la verdad, pues nuestra integridad nos hará personas con una excelente carta de presentación.

 

   

Recuerda esto: Debemos sentir a Jesús como fuente viva de verdad en nuestro ser, no debemos caer en mentiras disfrazadas de verdad. Hay quienes viven para agradar al mundo, pero para ser cristianos firmes, debemos ceñir nuestras vidas con el cinturón de la verdad, viviendo solamente para agradar a Dios, y ser ejemplo de amor para quienes amamos.

 

Con afecto,

Javier

  

 

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