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La auténtica calidad de vida

En nuestro tiempo, la tecnología y la medicina han avanzado tanto, que las teorías y métodos para mejorar la calidad de vida del ser humano, abundan en todas partes.

 

Es común encontrar que ciertos conceptos afines al estudio del bienestar de las personas, se enfocan en mejorar la salud, la economía y las satisfacciones materiales. 

 

Pero, el ser humano no solamente está compuesto de materia corporal, sino que también posee alma y espíritu, por tanto la verdadera calidad de vida, se enriquece, cuando una persona busca mejorar su bienestar interior, más allá de su bienestar físico, material o corporal. La comprensión humana de la unidad: "cuerpo-alma-espíritu", podrá responder al completo mejoramiento de nuestra calidad de vida en estos tres aspectos: biológico, psicológico y espiritual. La parte biológica representa a nuestro bienestar corporal, a nuestra salud, a nuestra relación con los aspectos físicos que nos rodean. La parte psicológica representa a nuestra alma, a nuestro bienestar de pensamiento y a nuestras convicciones. La parte espiritual, representa a nuestra relación con Dios, a nuestra fuerza interior, a nuestra fortaleza anímica que nos levanta cuando nuestra psicología está con problemas. Estas tres dimensiones que confluyen en la unidad de una persona, generan una interrelación entre sí. Cuando una de ellas falla, afectará inevitablemente a las otras. Por ello, es necesaria una comprensión idónea de esta relación:

 

Los seres humanos, somos seres corporales, tangibles. Tenemos necesidades físicas que se vinculan a esta dimensión, a todo lo que necesitamos y pueda ser tocado: respiración, medicina, vivienda, alimento, abrigo, transporte, materia.

 

 

Pero lo biológico no representa todo lo que somos, hay un segundo nivel que representa a nuestras experiencias, a nuestra forma de pensar y generar ideas sobre la realidad, de esta forma, descubrimos que tenemos una dimensión psicológica. De la misma manera, esta dimensión humana tiene sus propias necesidades como son: intelectuales, de comprensión, necesidades afectivas y de estabilidad emocional.

 

El tercer nivel del ser humano representa a lo más íntimo que hay en su interior, en la profundidad más atesorada de sus adentros, está la dimensión espiritual, que es la que marca el referente de nuestras vidas pues se expresa como la marca personal de Dios en el ser humano. Aquí también tenemos necesidades como son: necesidad de conciencia para toma de decisiones, necesidad de discernimiento entre lo bueno y lo malo, de libertad interior, de la comprensión del concepto de los milagros, del entendimiento de aquello que la ciencia no puede explicar, en definitiva, de la capacidad de relacionarse con Dios

 

 

Para cultivar una auténtica calidad de vida debemos cuidar nuestro cuerpo, nuestros pensamientos y nuestra relación con Dios. Solamente así, podremos tener un beneficio integral pleno, que podrá ser mejorado continuamente en la medida que estas tres dimensiones sean complementarias para apoyase entre sí.

 

Muchas personas, aun conociendo este vínculo se olvidan de trabajar en ello, y también se olvidan de que el rol espiritual es el más importante del ser humano, aunque eso no quiere decir que anule a las otras dimensiones, solamente que es más importante porque lo espiritual debe dirigir a la realidad de física y psicológica. 

 

 

Una persona que pretenda mejorar su calidad de vida satisfaciendo únicamente sus necesidades físicas o el equilibrio de sus pensamientos psicológicos, quedará frustrado (consciente o inconscientemente), si descuida su intimidad espiritual.

 

"No seas sabio a tus propios ojos, teme al Señor y apártate del mal: esto será un medicina para tu cuerpo y refrigerio para tus huesos." (Proverbios 3, 7-8).

 

Recuerda esto:

 

Cultivar una auténtica calidad de vida en nuestro ser, es comprender la armonía de vivir conectados como unidad de: cuerpo, alma y espíritu. Dejemos que la intimidad espiritual con Dios nos permita dirigir a nuestra parte corporal y psicológica. Cuidemos nuestro cuerpo y sus necesidades, renovemos nuestra mente para generar pensamientos positivos, tengamos fe y oremos. Así nuestras acciones se enfocarán al apego hacia la santidad en nuestra vida cotidiana.

 

Con afecto,

Javier

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