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Actitudes de victoria

En ocasiones, cuando recordamos el pasado, es más frecuente enfocarnos en los malos momentos, y cuando eso ocurre, puede que se dibuje una cara triste en nuestro rostro.

 

A veces, nos olvidamos de recordar también la forma y los medios que tuvimos para superar aquellos momentos. Es mucho más importante recordar nuestros actos heroicos que nos permitieron salir de los problemas, que recordar a los problemas como tal. Cuando nos enfocamos en revivir los actos heroicos que hicimos por nosotros mismos, sin duda dibujaremos una gran sonrisa de satisfacción en nuestro rostro. 

 

Si pudiéramos hacer un libro de recuerdos de todas las ocasiones en que superamos las pruebas del pasado, y la manera en cómo lo logramos, tendríamos una gran enciclopedia de vida que nos ayudaría a entender que justamente, cuando tuvimos actitudes de victoria fue porque algo bueno salió de nosotros.

 

Ya sabemos que todo lo bueno que sale de nuestro interior, nace porque aceptamos vivir con amor, aceptando a Dios como soberano de nuestras vidas. De esta forma, nuestras actitudes de victoria, brillan para nuestra superación personal, engrandeciendo nuestra capacidad espiritual para ser mejores que ayer, y aumentar las posibilidades de ser mucho mejores todavía en el futuro.

 

Las actitudes de victoria nos permiten aumentar nuestra cercanía a Dios y brillar en su amor. Tener actitudes de victoria nos convierten en mejores personas y aumentan nuestras destrezas para vivir en armonía y superar las dificultades al conservar una mente y un corazón bueno:

 

ESFUERZO: La dedicación, la constancia, la laboriosidad, la diligencia, la proactividad, generan mucho valor a una persona. El esfuerzo constante nos permite romper las cadenas de la pereza, la negligencia, la inmovilidad y la apatía. Con razón se dice que la pereza es la madre de todos los vicios. Debemos llenarnos la mente con ideas de bienestar y mantener nuestro cuerpo con actividades sanas, el trabajo de bien no solo motiva a nuestro ser para ser mejores día a día, sino que nos motiva a mejorar nuestra relación con Dios: "Cualquiera sea el trabajo de ustedes, háganlo de todo corazón, teniendo en cuenta que es para el Señor y no para los hombres. Sepan que el Señor los recompensará, haciéndolos sus herederos. Ustedes sirven a Cristo, el Señor." (Colosenses 3, 23-24).

 

OJOS COMPRENSIVOS: Nuestros ojos son la ventana del alma, y por tanto si tenemos un alma de bien, nuestra mirada será de amor, de paz de sencillez. La mirada altiva y prepotente no debe ser nuestra elección. Debemos procurar ser más sensibles con quienes nos rodean, la estima humana debe ser de adentro hacia afuera de manera horizontal, nuestros actos deben mantener paz desde la forma en que miramos a los demás, así nuestros gestos y el resto de actos tendrán una base noble. Que desde nuestra mirada proyectemos amor, misericordia, paz, confianza, alegría, liderazgo: "La lámpara del cuerpo es el ojo. Si el ojo está sano, todo el cuerpo estará iluminado. Pero si el ojo está enfermo, todo el cuerpo estará en tinieblas. Si la luz que hay en ti se oscurece, ¡cuánta oscuridad habrá!" (Mateo 6, 22-23)

 

HABLAR CON LA VERDAD: La verdad nos hace libres, y la verdadera libertad consiste en vivir haciendo las cosas bien. Si no hiciéramos cosas malas, no tendríamos necesidad de mentir para cubrir algo que nos incomode. Seamos personas honorables para decir siempre la verdad, la verdad es paz, es liberación del cuerpo, del alma y de la mente:  "Conocerán la verdad y la verdad los hará libres" (Juan 8, 32)

 

RESPETAR LA VIDA: Debemos concebir toda la vida como posesión de Dios y respetarla, no podemos atentar contra la vida de otras personas ni contra otros seres vivos por venganza o placer. La vida del ser humano únicamente está en manos de Dios y debemos respetarla. Respetar la vida no solamente significa que no seamos homicidas, respetar la vida es rechazar el aborto, la eutanasia, respetar la vida es no "matar" a otras personas con palabras destructivas. Respetar la vida es rechazar la muerte de animales inocentes por cacería o diversión: "Y yo pediré cuenta de la sangre de cada uno de ustedes: pediré cuenta de ella a todos los animales, y también pediré cuenta al hombre de la vida de su prójimo." (Génesis 9, 5)

  

CORAZÓN BUENO: Nuestra personalidad es el reflejo de nuestro corazón, cultivemos un corazón bueno que nos permita generar planes de bienestar. La persona con un corazón de amor, busca la paz, la fidelidad entre parejas, detalles bonitos, palabras de aliento. Busquemos llenar nuestro corazón de amor para que nuestros planes sean de bien, y brillen día a día, que los planes que tengamos nos conduzcan a "tramar" cosas nobles, riquezas de alegría: El hombre bueno saca el bien del tesoro de bondad que tiene en su corazón. El malo saca el mal de maldad, porque de la abundancia del corazón habla la boca."" (Lucas 6, 45).

 

PIES QUE CORREN HACIA EL BIEN: Debemos ir en búsqueda de actividades de bien, que nuestra vida sea una práctica diaria de la benevolencia, que nuestros pies corran presurosos hacia todo lo que represente luz, alegría y bienestar: "Aléjate del mal, practica el bien, y siempre tendrás una morada, porque el Señor ama la justicia y nunca abandona a sus fieles" (Salmos 37, 27-28).

 

EVITAR INJURIAS Y CALUMNIAS A LOS DEMÁS: Una actitud de victoria muy difícil de lograr es mantener el respeto por los demás cuando nos sentimos con derecho a juzgar, a burlarnos de las desgracias ajenas o incluso llegamos a las calumnias.  Una persona que vive de la calumnia está destruyendo su paz interior, quienes mantienen la calumnia como su modo de vida pueden levantar falsos testimonios sobre una buena persona o también pueden reprochar intensamente los actos de una mala persona, pero sea cual sea el caso, no está bien sentirnos jueces del bien o del mal por los actos de otros, si nosotros mismos no somos precisamente un ejemplo de santidad. Al fin y al cabo, solamente Dios tiene la autoridad para juzgarnos: "Hermanos, no hablen mal los unos de los otros. El que habla en contra de un hermano o lo condena, habla en contra de la Ley y la condena. Ahora bien, si tú condenas la Ley, no eres cumplidor de la Ley, sino juez de la misma. Y no hay más que un solo legislador y juez, aquel que tiene el poder de salvar o de condenar. ¿Quién eres tú para condenar al prójimo?" (Santiago 4, 11-12).

 

GENERAR ARMONÍA ENTRE LOS DEMÁS: Una persona de victoria no solamente es aquella que busca su paz interior y su paz con los demás, sino que también busca sembrar paz entre otras personas. Es muy desagradable aquella persona que planea que terceras personas se peleen entre sí, y por si fuera poco tiene un "sistema planificado" para lograrlo. Seamos personas que busquemos la armonía entre otras personas. Si notamos que otras personas tienen discordia entre ellas,  seamos una fuente de reconciliación, puente de diálogo, instrumentos de cordialidad. "Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios." (Mateo 5, 9).

 

 

El libro de los Proverbios en su capítulo 6, versículos del 6 al 11 nos brinda una reflexión muy elocuente sobre el esfuerzo: la primera actitud de victoria que compartimos. Y en este mismo capítulo en los versículos del 16 al 19, nos permite reflexionar sobre las cosas que Dios aborrece de nosotros, cosas feas que se oponen al resto de actitudes de victoria: "Hay seis cosas que detesta el Señor, y siete que son para él una abominación; los ojos altaneros, la lengua mentirosa y las manos que derraman sangre inocente; el corazón que trama proyectos malignos, los pies rápidos para correr hacia el mal, el falso testigo que profiere mentiras, y el que siembra discordias entre hermanos." (Proverbios 6, 16-19).

 

 

Recuerda esto: 

 

Día a día tenemos la oportunidad de brillar cuando generamos actitudes de victoria que nos acercan a Dios y nos permiten ser personas de crecimiento. Busquemos: el esfuerzo diario, tener actitud de bondad desde nuestra propia mirada, decir la verdad, respetar la vida, tener un corazón noble que genere planes buenos, corramos en búsqueda del bien, no tomemos partido como calumniadores de los demás, seamos fuente de paz y armonía entre los demás. Estas actitudes serán claves para crecer como personas, fortalecer nuestra capacidad para levantarnos de los tropiezos y elevar nuestras vidas hacia la perfección en unión con Dios.

 

Con afecto,

Javier

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