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De viaje por la vida

Nuestra vida es en realidad, una enriquecedora travesía en donde somos viajeros de paso, turistas momentáneos y exploradores de grandes historias. Si apreciamos nuestra existencia de este modo, podríamos experimentar nuevas perspectivas sobre el modo en que manejamos nuestro día a día.

 

Nuestra permanencia en la tierra es pasajera, no estaremos todo el tiempo, de modo que sentirnos como turistas desde que despertamos hasta que nos acostamos, no es una idea irracional. De hecho, muestra vida debería satisfacernos tanto, que todos los días fuesen una aventura llena de oportunidades, de modo que no tengamos que esperar a que lleguen nuestras "vacaciones" para escapar del estrés o la monotonía. No debemos convertir nuestra vida en una prisión de la que queramos escapar cada cierto tiempo para relajarnos. Nuestra vida diaria debe ser una continua caminata hacia la satisfacción espiritual, debemos influir en nuestra mentalidad para ser generadores de logros y de soluciones a las adversidades.

 

Ser relajado no es sinónimo de ser descuidado. Una vida de sosiego y calma no implica abandonar las responsabilidades, por el contrario, la vida que inspira es aquella en la que se trabaja de forma responsable pero con mentalidad creativa y esperando el tiempo perfecto para actuar. En vez de vivir la vida como un tormento monótono, comencemos a vivir la vida como un agradable viaje. La monotonía no es hacer lo mismo cada día, la monotonía es no encontrar algo diferente para mejorar las actividades que hacemos cada día.

 

Antes de viajar y conocer lugares, primero nos llenamos de un toque de espontaneidad y planificación, ¿verdad?. Elegimos un destino para visitar, nos emocionamos, buscamos opciones que nos permitan ahorrar en transporte, alimento, alojamiento. De igual modo, cuando viajamos, llevamos solamente lo necesario, no viajamos con cargas que no serán útiles. Cuando viajamos, no nos afanamos por controlarlo todo, sino que disfrutamos cada momento. Cuando viajamos, tomamos fotos de los mejores instantes vividos. Una viajero disfruta cada detalle de su travesía, encuentra maneras de aprovechar el tiempo, puede ser feliz aunque no tenga muchos recursos, puede optimizar su dinero, se enfoca en las nuevas oportunidades y no tiene tiempo para fijarse en noticias sensacionalistas, se alimenta de situaciones positivas que aprecia a su alrededor, conoce nuevos lugares y gusta de compartir experiencias enriquecedores con quienes conoce.

 

Así tiene que ser nuestra vida diaria: vivir como turistas en la tierra día tras día. Si estamos de paso por este mundo, aprovechemos cada día como si fuese el último, tomemos cada día las mejores fotografías físicas y mentales de los momentos que compartimos con nuestros seres queridos. Vivamos con lo necesario, no hace falta llenarnos de riquezas materiales o pesados equipajes para disfrutar cada día a plenitud. Una puesta de sol, un amanecer, un cielo azul, un brindis por la vida son detalles que no tienen precio y podemos disfrutar de ellos en nuestra propia casa, trabajo, barrio o ciudad. Preocupémonos de llevar al cielo las mejores imágenes de nuestra vida, imágenes de bondad, de amor, de amabilidad, de buenas acciones que generan grandes historias.

 

 

Recuerda esto:

 

Cada despertar de nuestra vida, debe tener una chispa de emoción por todo lo que depara el resto del día, si no logramos vivir así, no podremos encontrar verdadera felicidad. Habrá momentos en que nos hará falta algo de inspiración para mejorar nuestra perspectiva y alegrar nuestro corazón, para estos momentos no hay mejor combinación que los ejercicios físicos y espirituales, una rutina de ejercicios y sobretodo una rutina de oración y alabanza, son adecuadas herramientas para despejar el corazón y la mente de ataduras que nos impiden disfrutar de la vida.

 

"No se angustien por nada, y en cualquier circunstancia, recurran a la oración y a la súplica, acompañadas de acción de gracias, para presentar sus peticiones a Dios." (Filipenses 4,6)

 

 

 

Con afecto,

Javier.

 

 

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