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10 consejos del Papa Francisco para alcanzar la felicidad

Vivir apegados al amor de Dios es clave para alcanzar la felicidad. La única forma de lograr la felicidad es exteriorizar el amor que Dios nos tiene hacia las personas que nos rodean.

 

La felicidad de la sociedad en su conjunto podrá brillar en todo su esplendor, cuando más personas busquen su felicidad personal en la felicidad de otros.

 

En el año 2014, el Papa Francisco fue entrevistado por la revista "Viva", del diario argentino "El Clarín", allí presentó 10 consejos muy interesantes para alcanzar la felicidad. El Sumo Pontífice indicó que la felicidad de nuestra sociedad se consolida cuando logramos fortalecer la paz, los lazos familiares y el respeto mutuo dentro del profundo amor de Dios.

 

Este sabio decálogo resume la perfecta armonía que debe existir entre el ser humano, Dios y su creación. Cuando esta armonía sea perfecta, la felicidad del mundo será absolutamente un resultado inevitable:

  1. Vivir y dejar vivir
  2. Darse a los demás
  3. Moverse con sosiego
  4. Jugar con los chicos
  5. Compartir los domingos con la familia
  6. Ayudar a los jóvenes a conseguir empleo
  7. Cuidar la naturaleza
  8. Olvidarse rápido de lo negativo
  9. Respetar al que piensa distinto
  10. Buscar activamente la paz

 

1. Vivir y dejar vivir: Un dicho romano dice "Anda adelante y deja que la gente vaya adelante". Vivir y dejar vivir, es el primer paso de la felicidad. El respeto por la vida, y por el entorno de los demás es una muestra de amor que podemos construir día a día, un verdadero cristiano jamás será piedra en el camino para que tropiece su hermano. Vivir y ayudar a vivir es la máxima muestra de respeto: "¡Qué bueno y agradable es que los hermanos vivan unidos! " (Salmo 133, 1).

 

2. Darse a los demás: Cuando alguien se estanca y se guarda todos los dones que Dios le dio para sí mismo, corre el riesgo de volverse egoísta. El agua estancada es la primera que se corrompe. Por tanto, la mejor manera de encontrar a la felicidad propia, es alegrar la vida de los demás y servir a quienes lo necesiten: "Y como cada uno ha recibido algún don espiritual, úsenlo para el bien de los demás; hagan fructificar las diferentes gracias que Dios repartió entre ustedes" (1 Pedro 4, 10).

 

3. Moverse con sosiego: La capacidad de moverse con sosiego es sentirse en movimiento pero con calma. Esta manera de vivir es propia de la sabiduría de nuestros ancianos. Una sociedad que no cuida sus ancianos, no tiene futuro. Valoremos la sabiduría de nuestros padres y abuelos, y los consejos de las personas que han vivido más años que nosotros, ellos tienen mucho que enseñarnos: "Te levantarás delante del anciano, y serás respetuoso con las personas de edad. Así temerás a tu Dios. Yo soy el Señor" (Levítico 19, 32).

 

4. Jugar con los chicos: Ni la tecnología ni el dinero podrá compensar al amor de los padres hacia sus hijos. Fortalecer los lazos entre padres e hijos es primordial para alcanzar más felicidad en la humanidad. Así los niños podrán sentirse amados y los adultos podrán volver a sentir un corazón de niño. Tener un corazón de niño es buscar la santidad: un niño no miente, es sincero, es noble, es bueno, se alegra con cosas simples, es obediente. Jesús nos ensenó a tener un corazón de niño para alcanzar el cielo. Un niño amado y bien formado, será un adulto de gran valor: "Inicia al niño en el camino que debe seguir, y ni siquiera en su vejez se apartará de él" (Proverbios 22, 6).

 

 

5. Compartir los Domingos con la familia: El día del Señor, el Domingo, además de ser un día especial para disfrutar de la Santa Misa, también es un día especial para compartir en familia. En una sociedad donde el trabajo nos ocupa tanto tiempo, es maravilloso encontrar espacios para disfrutar de la unidad familiar: "El que no se ocupa de los suyos, especialmente de los que viven con él, ha renegado de la fe y es peor que el que no cree" (1 Timoteo 5, 8).

 

6. Ayudar a los jóvenes a conseguir empleo: Cortar las alas a los jóvenes, lleva a una generación de antivalores, depresión y vicios. La realización profesional y económica de la juventud, es esencial para construir una sociedad feliz. Los jóvenes tienen mucho potencial, hay que darles oportunidad para construir sus sueños y así ellos contribuyan a mejorar al mundo. De la misma manera, hay adultos y ancianos con alma joven, que tienen ganas de trabajar pero también les cierran las puertas.  Una sociedad feliz santifica y apoya el trabajo de todas las personas que tengan capacidad dispuesta, la edad no debería importar, pues todo trabajo aporta al bien común: "Todo trabajo produce provecho, pero la charlatanería sólo aporta miseria" (Proverbios 14, 23).

 

7. Cuidar la naturaleza: Si concebimos a la naturaleza en su verdadera expresión, como: "la maravillosa creación de Dios", entenderemos que es nuestra casa común y debemos cuidarla. Mantener la armonía entre el ser humano y la naturaleza, es un paso directo hacia la felicidad de la sociedad. Respetar al medio ambiente es trabajar por una vida sana:  "Por la sabiduría, el Señor fundó la tierra, por la inteligencia, afianzó los cielos; por su ciencia brotaron los océanos y las nubes destilan el rocío. Conserva, hijo mío, la prudencia y la reflexión; que ellas no se aparten de tus ojos" (Proverbios 3, 19-21).

 

8. Olvidarse rápido de lo negativo: Las personas más felices son aquellas que sanan su corazón y perdonan las ofensas. La autoestima personal se evidencia en quienes le dan más valor a las cosas positivas, dejando a un lado los rencores y resentimientos. Si de nuestro corazón nace un argumento sobre una persona, que sea algo positivo, destaquemos los valores de otras personas. Una persona de éxito no vive con un pensamiento de queja, sino de victoria y fe: "No profieran palabras inconvenientes; al contrario, que sus palabras sean siempre buenas, para que resulten edificantes cuando sea necesario y hagan bien a aquellos que las escuchan. No entristezcan al Espíritu Santo de Dios, que los ha marcado con un sello para el día de la redención. Eviten la amargura, los arrebatos, la ira, los gritos, los insultos y toda clase de maldad. Por el contrario, sean mutuamente buenos y compasivos, perdonándose los unos a los otros como Dios los ha perdonado en Cristo" (Efesios 4, 29-32) .

 

9. Respetar al que piensa distinto: Una sociedad feliz se construye mediante el respeto mutuo de las distintas opiniones. Pensar distinto no debe ser motivo de agresión, sino de enriquecimiento personal. Este consejo también se enfoca en la evangelización, debemos hacerlo desde nuestro testimonio y no desde un diálogo agresivo que pretenda convencer. El Papa Francisco dice que la Iglesia crece por atracción, no por proselitismo. Para llenar de luz a nuestra Iglesia Católica debemos comenzar siendo luz personal que encienda el amor y la fraternidad. No estamos llamados a ganar debates sino almas. "Ustedes son la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad situada en la cima de una montaña" (Mateo 5, 14)

 

10. Buscar activamente la paz: La paz no es sinónimo de quietud, sino de acción. Trabajar activamente por la paz debe ser la consigna de todo cristiano. Que hallemos la paz de Dios en nuestro interior por medio el Espíritu Santo y podamos construir un mundo de paz desde nuestro entorno: "Esfuércense por mantener la unidad del Espíritu mediante el vínculo de la paz" (Efesios 4, 3). 

 

 

Recuerda esto:

 

La felicidad plena es posible cuando desde nuestro interior hacemos un esfuerzo para buscar la felicidad de los demás, honrando a Dios en su creación, y respetando el honor de quienes nos rodean.

 

Con afecto,

Javier

 

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