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El máximo grado de perfección humana es la santidad (Parte 2)

La santidad es apegarse a Dios y desapegarse de todo aquello que daña o confunde nuestra vida. Hemos dicho que Dios quiere que todos seamos santos, pues la santidad es el camino para llegar al paraíso y disfrutar de la Vida Eterna.

 

LA SANTIDAD PERSONAL

 

El primer paso para alcanzar la santidad es el deseo personal de serlo. Para ello, es necesario comprender que tenemos un Padre Bueno, amoroso y que quiere lo mejor para nosotros. En otras palabras, es el deseo de aceptar a Dios como el Señor de nuestra vida, de nuestras decisiones, de nuestra felicidad. No podemos amar a quien no conocemos, Dios nos conoce perfectamente, nos amó antes de nuestra concepción materna, por ello, para vivir en santidad debemos conocer a Dios en su poder, misericordia, y en su infinita grandeza. Con este conocimiento, podremos caminar en un amor armonioso con Dios, con nuestro propio ser, con los demás y con el entorno de su creación: "Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su único Hijo, para que todo el que crea en Él no se pierda, sino que tenga vida eterna." (Juan 3, 16). Solamente profundizando interiormente el infinito amor de Dios Padre al redimirnos por medio de la Preciosa Sangre de Jesús, podremos alcanzar una verdadera aceptación del Señor en nuestras vidas.

 

El segundo paso para vivir en santidad es imitar a Cristo a plenitud. Jesús nos entregó su Evangelio, nos enseñó cómo debemos vivir, cómo debemos orar, nos entregó a su Madre María para que nos acompañe e interceda por nosotros, y hasta nos entregó el sublime Espíritu Santo para que nos fortalezca cuando nos sintamos débiles. Jesús lo dio todo por nosotros, absolutamente todas las herramientas para que podamos acercarnos a Dios. Para vivir en santidad, es necesario que nuestro interior sea posada fecunda para que el Espíritu de Dios habite en nosotros, así podremos rendir frutos buenos y tener cualidades santas: "El fruto del Espíritu es caridad, alegría, paz, comprensión de los demás, generosidad, bondad, fidelidad, mansedumbre y dominio de sí mismo." (Gálatas 5, 22-23). 

 

El tercer paso para vivir en santidad, es mantener una firme convicción de nuestra vida apegada a obrar bien. Nuestra fe en el amor de Dios  nos permite tener una confianza inquebrantable en su poder para ayudarnos, pero esta fe debe ser permanente ante cualquier circunstancia. Es decir, si en algún momento se nos presenta una dificultad, eso no debe ser motivo para dejar de confiar en Dios, al contrario debe ser el momento oportuno para fortalecer nuestro apego a Él y tener la certeza de que saldremos victoriosos. La santidad requiere un cambio personal para ser mejores personas, esto se resume en una palabra: conversión. La conversión personal implica: aceptar la voluntad de Dios, renovar la mente, transformar nuestra vida desde el interior, y comprometernos con firmeza a ser luz. La conversión firme se forja al desterrar todo lo desagradable de nuestro cuerpo, mente y alma,  llenándonos de paz, amor y virtudes. Es posicionar a Jesús en el centro de nuestra existencia, como modelo y camino de vida. 

 

VIVIR EN SANTIDAD

 

Vivir una nueva vida en Cristo no debe ser algo pasajero. La santidad deber ser un verdadero estilo de vida día tras día, para ello, debemos ser fieles a nuestro estado personal (estudiante, soltero, casado o religioso). Un estudiante, debe obedecer a sus padres y cumplir sus deberes estudiantiles. Un soltero debe santificar su cuerpo y darse tiempo para hacer cosas por Dios. Una persona casada, debe formar un matrimonio santo, fiel, amoroso. Un religioso debe apegarse a su compromiso de servicio. Y todos estos estilos de vida, deben tener como centro a Dios.

 

Sea cual sea el estilo de vida de una persona, la santidad día a día se volverá un hábito cuando podamos ser fieles a Dios y a su Iglesia. Una persona santa, tiene siempre a Dios por encima de todo. Vivir y disfrutar de los sacramentos es esencial. Leer la palabra de Dios y vivir en oración constante es una característica de una persona santa, buscar instruirse en lecturas que alimenten el espíritu es provechoso. Amarse y buscar amar es dejar que Jesús resplandezca a través de nosotros. "Todo lo que es verdadero y noble, todo lo que es justo y puro, todo lo que es amable y digno de honra, todo lo que haya de virtuoso y merecedor de alabanza, debe ser el objeto de sus pensamientos" (Filipenses 4,8).

 

Mirar a Cristo en toda palabra, gesto, obra y pensamiento de nuestra vida será fundamental para vivir en santidad. Esto permitirá que seamos tolerantes con los demás, aun cuando nos ofendan. Una persona santa no es vengativa, al contrario ora por quienes los ofenden: "Amen a sus enemigos, recen por sus perseguidores" (Mateo 5, 44).

 

LA FORTALEZA EN SANTIDAD Y LOS RESULTADOS EN NUESTRA VIDA

 

Cuando deseamos vivir en santidad, debemos entender que Dios nos acompaña. La fortaleza personal para alcanzar la santidad es un don de Dios por amor a nosotros. Tenemos la Misericordia de nuestro Padre Bueno, tenemos al Cruz de Jesús y su Preciosa Sangre redentora que nos alimenta, tenemos el poder del Espíritu Santo, tenemos la intercesión de nuestra Madre María, tenemos la Eucaristía, tenemos la protección de los ángeles.

 

Vivir en armonía ante Dios, en un deseo de santidad, trae sin duda resultados en nuestras vidas. Notaremos paz en nuestros hogares, notaremos que somos más pacientes con los demás, nos sentiremos más fuertes ante las adversidades y tentaciones, nos sentiremos felices, buscaremos la paz, y sobretodo preferiremos estar más cerca de Dios que con cualquier cosa que no nos edifique: "Dios dispone todas las cosas para bien de los que lo aman, a quienes Él ha escogido y llamado. (Romanos 8, 28)"

 

Vivir es santidad requiere esfuerzo, comenzar es de todos; perseverar, de santos. La perseverancia no debe ser obra de la inercia, sino de una profunda reflexión interior. Es cosa de santos, prescindir de ciertas conversaciones que dañan o no edifican en lo más mínimo. Una virtud santa es soportar las flaquezas de los demás, y entregar algo de sí por quienes lo necesitan. Toda mancha de egoísmo debe ser borrada en un alma santa.

 

 

El camino a la santidad debe trascender los conocimientos profesionales, al conocimiento de Dios. La preparación académica debe ir acompañada de una preparación espiritual.

 

También debemos tener presente, que el viaje de la vida en santidad es más llevadero de la mano de nuestra Madre María, pues nuestra Virgen es la única criatura que jamás ha sido tocada por el pecado. Es la Santa por excelencia.

 

Recuerda esto:

 

La santidad un llamado de Dios para todos. Si bien es cierto que debemos arrepentirnos y descubrir las faltas cometidas, también es cierto que debemos levantarnos por medio de la Gracia y Misericordia de Dios. Muchos santos de la Iglesia tuvieron grandes luchas y cayeron en graves pecados, pero lo que los hizo santos y fuertes al final del camino fue el deseo de apegarse a Dios e invocar su Poder ante cualquier evento:  "Jesús dijo: «Los sanos no necesitan médico, sino los enfermos. Aprendan lo que significa esta Palabra de Dios: Yo no les pido ofrendas, sino que tengan misericordia. Porque yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores»." (Mateo 9, 12-13).

 

 

El próximo blog tendrá más consejos para vivir felices en santidad. No te lo puedes perder.

 

Con afecto,

Javier  

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