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La Victoria de Jesús Sacramentado sobre el ataque espiritual

Uno de los problemas más frecuentes de estos tiempos, es que hemos perdido la noción de entender que gran parte de lo que nos sucede, se genera en un mundo sobrenatural que no vemos, pero que de alguna u otra forma influye en nosotros: 

 

"Porque nuestra lucha no es contra enemigos de carne y sangre, sino contra los Principados y Potestades, contra los Soberanos de este mundo de tinieblas, contra los espíritus del mal que habitan en el espacio" (Efesios 6, 12)

 

 

No podemos ignorar que podemos ser presa de ataques espirituales, los cuales se están volviendo tan frecuentes para las personas de fe en la actualidad. Todas las personas enfrentamos luchas espirituales en nuestro intento de avanzar en las cosas de Dios. Los síntomas de un ataque espiritual son: falta de pasión por Dios, depresiones, enojos, frustraciones, falta de paz interior, debilidad y cansancio, retroceso a viejas ataduras ya superadas, alejamiento hacia las personas y propósitos que acercan a Dios.

 

Jesús en su Majestad y Señorío es el Maestro en la lucha espiritual. Ni las tentaciones ni el pecado pudieron tocar su ser cuando vino a este mundo. Él nos mostró su poder para hacer milagros y expulsar espíritus malignos. En los actuales momentos, podemos ver físicamente a Cristo y sentir su Cuerpo y su Sangre con toda su divinidad.

 

Jesús Sacramentado es la presencia tangible de Cristo en medio de nosotros, en nuestros tiempos. El Santísimo Sacramento es la Hostia consagrada que es el Cuerpo de Jesús y se expone en el altar para adorarlo. Cristo está vivo y presente en las Hostias que permanecen en el Sagrario. La Custodia es el recipiente sagrado donde se pone el Cuerpo de Cristo, a su alrededor, generalmente hay unos rayos que representan las gracias (milagros, sanaciones, liberaciones  y favores) que  Jesús concede a quienes lo adoran.  

 

En el siguiente análisis bíblico podemos comprender el valor de Jesús en nuestras vidas, y cómo en la actualidad, es posible experimentarlo de manera física, real y viva:

 

A partir del capítulo 17 del Evangelio según San Mateo, podemos encontrar el relato de la Transfiguración de Jesús, en donde su cuerpo se llena de gloria y resplandor, con un brillo de blancura jamás visto, y en medio de la montaña. Cristo nos mostró su Señorío de Gloria, -y luego- cuando junto a sus discípulos bajaron del cerro, ocurrió el milagro de sanación, de liberación para un niño atormentado por un espíritu maligno. Entendamos en todo su contexto el siguiente pasaje: 

 

"Cuando se reunieron con la multitud se le acercó un hombre y, cayendo de rodillas, le dijo: «Señor, ten piedad de mí hijo, que es epiléptico y está muy mal: frecuentemente cae en el fuego y también en el agua. Yo lo llevé a tus discípulos, pero no lo pudieron curar». Jesús respondió: «¡Generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo estaré con ustedes? ¿Hasta cuándo tendré que soportarlos? Tráiganmelo aquí». Jesús increpó al demonio, y éste salió del niño, que desde aquel momento, quedó curado. Los discípulos se acercaron entonces a Jesús y le preguntaron en privado: «¿Por qué nosotros no pudimos expulsarlo?». «Porque ustedes tienen poca fe, les dijo. Les aseguro que si tuvieran fe del tamaño de un grano de mostaza, dirían a esta montaña: «Trasládate de aquí hasta allá», y la montaña se trasladaría; y nada sería imposible para ustedes».«En cuanto a esta clase de demonios, no se los puede expulsar sino por medio de la oración y del ayuno»." (Mateo 17, 14-21)

 

Jesús Sacramentado nos recuerda su brillo de poder, tal como fue en su Transfiguración. Arrodillarnos ante la Custodia, así como lo hizo aquél padre suplicando por su hijo, nos hace comprender que este es el primer paso para el milagro. Cuando Jesús se dirige a la multitud y dice: "Generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo estaré con ustedes? ", se refiere a que su presencia física no termina con su Ascensión, sino que perdura hasta nuestra generación de forma real y tangible. Además nos muestra que debemos tener fe para que obre su milagro en nosotros, y en efecto, debemos tener la fe suficiente para creer que Jesús está presente en la Custodia de forma real. Finalmente, Jesús nos muestra que la oración y el ayuno complementan nuestro éxito en la lucha espiritual como nuestro aporte personal.

 

Sin duda, Jesús está presente de forma física en la Eucaristía: "Luego tomó el pan, dio gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: «Esto es mi Cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en memoria mía». Después de la cena hizo lo mismo con la copa, diciendo: «Esta copa es la Nueva Alianza sellada con mi Sangre, que se derrama por ustedes»." (Lucas 22, 19-20).

 

Jesús nos enseñó que comer su Carne y beber su Sangre nos dará vida eterna. Por tanto, recibir a Jesús por medio de la Hostia Consagrada es lo más hermoso que podemos hacer para disfrutar de un Cristo físico. Es cuando Él permanece en nosotros y nosotros en Él:

 

«Yo soy el pan de Vida. Sus padres, en el desierto, comieron el maná y murieron. Pero este es el pan que desciende del cielo, para que aquel que lo coma no muera. Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá eternamente, y el pan que yo daré es mi Carne para la Vida del mundo». (Juan 6, 48-51)

 

"El que come mi carne y bebe mi sangre tiene Vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. Porque mi Carne es la verdadera comida y mi Sangre, la verdadera bebida. El que come mi Carne y bebe mi Sangre permanece en Mí y yo en él. (Juan 6, 54-56)

 

 

Adoremos a Jesús Sacramentado, de rodillas, con fe, con oración y ayuno, y podremos sentir cómo Jesús nos libera milagrosamente de nuestras cadenas espirituales. Comamos la Sagrada Hostia consagrada que es el Cuerpo de Cristo para tener vida eterna y permanecer unidos a su amor por siempre.

 

Recuerda esto:

 

Podemos tropezar y caer en una espiral de problemas espirituales, pero Jesús podrá liberarnos una y otra vez. Jesús siempre estará dispuesto a perdonarnos y a recibirnos en su Santísimo Sacramento y estará dispuesto a darnos su Cuerpo por medio de la Hostia Consagrada. Podemos vivir a Jesús en el Santísimo Sacramento, en la Eucaristía de manera real, tal y como lo vivieron aquellas personas hace más de dos mil años. 

 

Quizá en algún momento de tu vida te has planteado que hubiese sido maravilloso haber nacido en tiempos de Jesús para verlo o tocarlo y recibir un milagro. Hoy Jesús está vivo y presente no solamente en nuestra mente, sino que lo podemos ver físicamente en el Santísimo y probarlo en la Eucaristía. 

 

¡Bendito sea el Cuerpo de Cristo que perdura físicamente hasta nuestros días!

 

Con afecto,

Javier

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Comentarios: 2
  • #1

    VICTOR (jueves, 27 junio 2019 11:06)

    Gracias señor mi dios! por haber echo realidad esta oración...

  • #2

    Alba Rosario chivalan xiloj (lunes, 28 noviembre 2022 06:30)

    Gracias por ayudar a desernir estás palabras de Jesús para luchar con tra toda batalla con ayuno y oración y sobre todo recibir el cuerpo y sangre de Cristo gracias