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Abriendo los cielos junto a Jesús

La mayor alegría que podemos disfrutar, es poder sentir el favor de Dios actuando en nuestras vidas. Cuando la Gracia de Dios está a nuestra disposición decimos que tenemos los cielos abiertos.

 

Llegar a este punto tan especial en nuestra relación con Dios nos permitirá recibir bendiciones oportunas, aunque por nuestras fallas no las merezcamos.

 

Dios quiere abrir los cielos para nosotros, Él quiere brindarnos lo mejor de sus bendiciones, pero es necesario un cambio en nosotros, una conversión radical en nuestras vidas, es importante dejar toda clase de acciones negativas que dañan nuestra integridad y relación con nuestro Padre. Los cielos abiertos nos permiten entrar a una nueva etapa de nuestras vidas, nos llevan a una renovación interior para bien.

 

 

El Evangelio nos muestra cómo Dios abrió los cielos en el Bautismo de Jesús:

 

"En aquel tiempo, Jesús vino de Galilea al Jordán donde estaba Juan, para ser bautizado por él. Pero Juan trataba de impedírselo diciendo: «Soy yo el que necesita ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí?». Jesús le respondió: «Déjame ahora, pues conviene que así cumplamos todo lo ordenado por Dios». Entonces Juan aceptó. Bautizado Jesús, salió luego del agua; y en esto se abrieron los cielos y vio al Espíritu de Dios que bajaba en forma de paloma y venía sobre Él. Y una voz que salía de los cielos decía: «Éste es mi Hijo amado, éste es mi Elegido en quien me complazco». (Mateo 3, 13-17)

 

Gracias al amor de Dios, quien nos dio a Jesús para nuestra santificación, podemos abrir los cielos día a día junto a Cristo en nuestras vidas.

 

El bautismo significa cambio de vida, de modo que seguir los pasos de Jesús no debe quedarse en palabras sino en nuestros actos prácticos como muestra de amor y tolerancia hacia los demás. El bautismo de Juan, invitaba a las personas de aquella época a convertirse, dejar atrás su pecado y vivir una nueva vida en Gracia de Dios. Jesús, pasó por el bautismo de Juan, no por ser pecador sino para acompañar a los pecadores en el camino hacia los cielos abiertos. No estamos solos en el camino, Jesús siempre estará a nuestro lado.

 

Abramos los cielos junto a Jesús.

  • Vivir nuestras vidas a través de Jesús, Él nos conduce a la paz y a la santidad. Jesús nos conduce hacia los cielos abiertos en nuestro paso por la tierra. Vayamos con fe de las palabras a los hechos. Las jaculatorias diarias nombrando a Jesús ayudan mucho.
  • La obediencia y humildad son valores que todos debemos cultivar en nuestras vidas, Jesús mismo nos mostró obediencia y humildad a Dios para cumplir su voluntad, y por ello Dios los exaltó. Vivamos con la convicción de agradar a Dios.
  • La oración debe ser nuestro alimento espiritual diario. Debemos tener un vínculo íntimo con Dios para abrir los cielos, la oración es esencial para ello.

Con cielos abiertos el Espíritu de Dios está junto a nosotros en cada momento. Que la luz del Señor abunde en nosotros todos los días de nuestra vida.

 

Con afecto,

Javier.

 

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