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Es momento de mirar arriba

La humanidad a lo largo de su historia se ha enfrentado a diversas catástrofes, pestes, guerras y demás situaciones que han removido sus bases.

 

La mirada a Dios ha sido siempre el punto de encuentro de los que oran y confían en su ayuda, y han intercedido para mediar entre los males del mundo y  la providencia divina.

 

Podemos encontrar varios ejemplos en la Biblia, y desde luego en todos estos siglos después de Cristo. La oración que congrega a varias personas es de suma importancia para pedir la ayuda de Dios en tiempos difíciles.

 

En este tiempo, el mundo está luchando contra una pandemia, y mientras miramos hacia todos lados, no debemos perder la mirada hacia arriba, hacia Dios. La humanidad está pendiente de lo que hacen los gobiernos, los médicos, los científicos, pero sin duda, sin la confianza en Dios, nada del mundo podrá salvarnos.

 

Debemos mirar arriba, elevar una oración a nuestro Padre Celestial, una conversación armoniosa con nuestro Jesús amado, debemos mirar hacia donde existe la verdadera sanación, la verdadera salvación.

 

La Palabra de Dios nos  enseña que debemos doblar rodillas ante Dios, pedirle que nos sane conforme a su voluntad y hacer una ofrenda de agradecimiento luego de obtener su Gracia:

 

"Mientras Jesús estaba en una ciudad, se presentó un hombre cubierto de lepra. Al ver a Jesús, se postró ante él y le rogó: «Señor, si quieres, puedes purificarme». Jesús extendió la mano y lo tocó, diciendo: «Lo quiero, queda purificado». Y al instante la lepra desapareció. Él le ordenó que no se lo dijera a nadie, pero añadió: «Ve a presentarte al sacerdote y entrega por tu purificación la ofrenda que ordenó Moisés, para que les sirva de testimonio». Su fama se extendía cada vez más y acudían grandes multitudes para escucharlo y hacerse curar de sus enfermedades. Pero Él se retiraba a lugares desiertos para orar." (Lucas 5, 12-16)

 

Así como el leproso, Jesús nos podrá sanar. La salvación está en manos de Dios. Nada ni nadie podrá separarnos del amor de Dios, ya hemos visto como a pesar de las restricciones para asistir a la Eucaristía en el mundo, los fieles nos hemos dado modos para no perdernos nuestra Celebración. Desde el Papa hasta el solitario católico, de alguna manera hemos buscado la Palabra de Dios en medios alternativos.

 

Y es que la victoria de Cristo será nuestra victoria. El enemigo jamás podrá vencer al Cordero de Dios, y con Cristo somos vencedores:

 

"¿Quién podrá entonces separarnos del amor de Cristo? ¿Las tribulaciones, las angustias, la persecución, el hambre, la desnudez, los peligros, la espada? Como dice la Escritura: Por tu causa somos entregados continuamente a la muerte; se nos considera como a ovejas destinadas al matadero. Pero en todo esto obtenemos una amplia victoria, gracias a Aquel que nos amó." (Romanos 8, 35-37)

 

Con Cristo venceremos esta pandemia. Abracemos también a nuestra Madre María quien ha sido la protectora de la humanidad en estos dos milenios.

 

¡Gloria a Dios y toda la Honra a María!

 

Un abrazo en Jesús y María

Javier

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